Resumen tomado del articulo escrito por David Stuart en 2001 publicado en www.mesoweb.com
El Templo XVIII de Palenque alguna vez estuvo adornado con
una notable inscripción en estuco, ubicada originalmente en el muro trasero del
santuario interior del templo, pero que en la actualidad se ha caído por
completo. Blom y LaFarge (1926-1927) registraron algunos glifos del texto que
en la década de 1920 aún se hallaban adheridos a dicho muro; no obstante, poco
tiempo después ya no quedaba nada. Sin embargo, la inscripción no se perdió del
todo. Blom y, posteriormente, Ruz (1958) recuperaron muchos de los glifos de
estuco en el curso de las excavaciones que realizaron justo al pie del muro.
Varios epigrafistas (Schele y Mathews 1979) han estudiado la inscripción,
siendo la investigación más completa la de Ringle (1993). En esta nota, me gustaría
concentrarme tan sólo en un jeroglífico que probablemente debió leerse
yuk-(u)l-aj kab, “la tierra se sacudió” y proponer que se trata del registro
único de un terremoto hecho por los mayas del período precolombino.
Al glifo (Figura 1) se le asignó el nº 439 en el catálogo
que hicieron Schele y Mathews (1979) del contenido de la bodega de Palenque y
está formado por los signos yu-ku-la-ja KAB-?. Falta el elemento final (si es que,
de hecho, hubo un sufijo), pero éste ocupó un pequeño espacio después del logograma
KAB, escrito en este caso en su forma personificada.
Al buscar una raíz verbal yuk entre las lenguas de la
familia cholana, encontramos lo siguiente:
En protomaya (Kaufman y Norman 1984):
*yuk, temblar
En yucateco colonial (Martínez Hernández 1929):
*yukba, temblar
la tierra, y temblor o terremoto
En proto ch’olano (Kaufman y Norman 1984):
*yuhk, sacudir
(raíz pasiva)
En ch’ol (de Tumbalá) (Aulie y Aulie 1978):
*yujcun,
sacudir (planta, árbol)
*yujquel,
temblor
En ch’ortí (Wisdom 1950):
*yuki, sacudir algo
*yuhk, sacudida o temblor, espasmo, convulsión
*yuhku bah, espasmo o convulsión del cuerpo, convulsión
general
*yuhkrem, sacudimiento, bamboleo
*yuhkremah, mecerse hacia delante y hacia atrás,
bambolearse
*yuhku, sacudir algo, mecer algo hacia
adelante y hacia atrás
*yuhkur, sacudimiento, temblor, ondeo, convulsión
El glifo de Palenque, entonces, parecería haberse leído
yuk(u)l-aj kab y resulta razonable traducir esta expresión como “la tierra es
sacudida,” en clara referencia a un terremoto (nótese la expresión yucateca
colonial yukba, “terremoto,” y la expresión en ch’ol yujquel, “temblor”). Por desgracia,
debido al desorden completo de la inscripción del Templo XVIII, carecemos de
una fecha asociada a este interesante verbo y, por lo tanto, no podemos ubicar
este episodio en el marco más amplio de la historia de Palenque.
Como muchos saben, Palenque se encuentra en una zona
geológica que aún ahora sigue siendo sísmicamente activa. Tres placas
tectónicas (la norteamericana, la del Caribe y la llamada Cocos) convergen en
el sureste mesoamericano cerca de Chiapas y sus movimientos en relación unas con
otras han dado forma al terreno montañoso en el transcurso de muchos millones
de años.
Seguramente, los terremotos fueran comunes asimismo
durante el período Clásico. Si el desciframiento que aquí propongo es correcto,
nos recordaría que los terremotos fueron eventos dignos de registrarse durante
el período Clásico y que debieron afectar la historia en formas que no pueden
detectarse de ninguna otra manera en los recuentos dinásticos comunes. Los temblores
violentos han dejado una clara huella en el registro arqueológico y quizás el
mejor ejemplo que proviene del área maya es la derruida Escalinata Jeroglífica
de Copán (Gordon 1902), estado que adquirió muy probablemente como resultado de
un fuerte terremoto. Por lo tanto, nos resulta fácil imaginar que pudiera haber
sido un temblor el que contribuyera a la destrucción del hermoso texto del
Templo XVIII, con todo y su jeroglífico de “terremoto.”